Mirando al logo El diseño que nos regaló Javier Samudio este año es rico por su sencillez y nos lleva a poner la mirada en el corazón y aquí el corazón es el centro del logo. Observamos un corazón dentro de otros corazones. El primer corazón, el más pequeño, el más oscuro, el más inclinado, en más herido, está contenido en otro corazón con los mismos rasgos, pero con tonalidades y posturas que lo hacen diferente al anterior. La herida es menor, el tono más claro, la postura no tan inclinada. Esos corazones están contenidos en uno más grande y de color rojo, más erguido y menos herido. Y por último un corazón blanco contiene a todos ellos. Corazón erguido y abierto, no herido. Estos cuatro corazones anidan en el Dios Solo. Ese es el corazón de Dios para los menesianos. Es decir, el corazón misericordioso de Dios para los menesianos es el Dios Solo. La imagen de los corazones nos hace pensar en una ecografía. En una realidad que se está gestando en el corazón del Padre, allí crece, allí se va completando y sanando, y a medida que va haciendo experiencia de la gratuidad del amor materno de Dios, se va "poniendo de pie. La cruz siempre presente nos habla de la expresión absoluta del amor de Dios a los hombres y mujeres. Esa es la mayor prueba de amor que Él nos ha dado y nos sigue dando. Los colores del logo nos hablan de la Trinidad. El blanco (presente en todos los colores) es imagen del Padre, el azul reflejo del Hijo y el rojo figura del Espíritu. La Trinidad es la fuente de la que mana la misericordia. En consecuencia la misericordia es una experiencia comunitaria, común, compartida, no individualista ni intimista. La frase vivimos tu misericordia, nos dice cómo queremos entender y vivir la misericordia. El tiempo verbal usado tiene una doble intencionalidad: por un lado expresar que vivimos la misericordia de Dios, es decir, que hacemos experiencia de ella en nuestras vidas; y por otro lado la decisión/consecuencia de vivir la misericordia en nuestras relaciones con los demás. Vivimos en relación con Dios y con los demás la misericordia. El verbo está en presente: hoy vivimos la misericordia con nuestros hermanos porque la experimentamos de Dios para con nosotros. Él siempre nos primerea en el amor.
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